Una de las víctimas de la continua crisis política es la gestión pública. Servidores civiles en permanente incertidumbre con limitadas posibilidades de dar continuidad a agendas de reforma y mejora de los servicios públicos. La ciudadanía es la más afectada.
Es necesario entender al Gobierno como una organización compleja, que incluye tanto una capa política, como una capa aún más grande de servidores civiles. Lamentablemente, el desprestigio de lo “público” alcanza también a los servidores civiles. Esto es un grave riesgo para el país. Si ahuyentamos al talento y no brindamos condiciones mínimas para su desarrollo en el sector público, estamos condenados a la permanente precariedad de nuestras instituciones y los servicios públicos.
La reforma del servicio civil (Ley N° 30057) es por ahora una utopía: buenas intenciones, pero imposibles de alcanzar. Aspirar a un régimen único al cual los servidores accedan voluntariamente es inviable en el corto plazo por motivos políticos y presupuestales. Más difícil aún es lograr que todas las entidades definan una estructura ideal y rígida de su personal, con menos personas que las actuales para sujetarse a los límites presupuestales. Mientras tanto, el número de órdenes de servicio y contratos temporales sigue creciendo sin mayor control.
En ese contexto, ¿qué ajustes proponemos realizar?
Primero, cambiar el enfoque de “tránsito” a “generación de línea de carrera”. Actualmente, la implementación del régimen del servicio civil 30057 se basa en un esquema lineal, en el cual primero deben transitar las entidades luego de cumplir un conjunto de requisitos en términos de documentos de gestión y organización interna; y luego de ello, se puede realizar concursos para que servidores antiguos pasen al nuevo régimen, sujeto a disponibilidad presupuestal. Para la implementación de este régimen se ha puesto mucho énfasis en los procedimientos y controles, y no en las personas (y su desarrollo) como centro de la reforma. Es crítico cambiar de chip.
Segundo, habilitar a más entidades para que puedan iniciar la contratación de personal 30057 (régimen del servicio civil) en el primer nivel de carrera. Cambiado el enfoque y centrado ahora en la persona, se debe generar el marco normativo para que más entidades puedan empezar a contratar personal en la carrera del servicio civil con un procedimiento simplificado. Se puede priorizar posiciones en el primer nivel de carrera, y ser financiado con los saldos presupuestales producto de renuncias o retiros. Asimismo, se requiere mayor presencia de los rectores del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) y de la Autoridad del Servicio Civil (SERVIR) para definir los límites máximos y la progresividad de la implementación, la cual no debería responder a la voluntad de las entidades, sino a una decisión de Estado.
Tercero, repensar la posición de los controles fiscales. Actualmente, el único control fiscal del régimen 30057 se da a través de un documento de gestión, Cuadro de Puestas de la Entidad (CPE), al cual las entidades llegan al final del tránsito luego de un tedioso proceso. Los controles fiscales pueden darse de otra manera: primero, definir ex ante una cantidad máxima de posiciones que las entidades pueden tener, y las reglas para distribuirlos entre órganos; segundo, garantizar que solo se implementen posiciones financiadas a través del proceso de programación presupuestaria y del registro en el Aplicativo Informático de Recursos Humanos (AIRHSP).
Cuarto, cierre progresivo de otras alternativas de contratación. No hay mayor incentivo que limitar la contratación en otros regímenes como Contrato Administrativo de Servicios (CAS), PAC y Fondo de Apoyo Gerencial (FAG), reemplazado por contrataciones en el régimen del Servicio Civil. Asimismo, las órdenes de servicio deberían pasar progresivamente a esta nueva modalidad.
Para la implementación de estos ajustes se requiere un ajuste normativo a nivel de Ley. Por ello, entidades como el Congreso, SERVIR y MEF cumplen un rol crítico. La sociedad civil y los servidores públicos también deben demandar cambios. El tiempo corre rápido, mientras que la gestión pública se sigue desvalorizando. Te invitamos a estar atento(a) a los siguientes artículos en los que profundizaremos los beneficios de estos cambios y la implementación práctica de estos.
Desde Impacta, promovemos la participación y llamamos a la acción de los jóvenes en estos procesos. En ese sentido, venimos trabajando diferentes proyectos y espacios de desarrollo juvenil donde se pueda responder a los retos de nuestra coyuntura actual, desde una reforma del servicio civil que permita jóvenes unirse al aparato del Estado, hasta espacios de diálogo regional donde se busque realizar diagnósticos técnicos a problemáticas socioeconómicas.
¡Para este artículo agradecemos a Santiago Paz de Impacta!