Impacta entrevistó a Mónica Muñoz-Nájar Gonzáles, economista con amplia experiencia en proyectos orientados a las políticas públicas. Conozcamos su pasión por la Gestión Pública.
- Mónica Muñoz-Nájar Gonzáles: Magíster en Economía en la Universidad del Pacífico y actual Coordinadora de proyectos y políticas públicas de la Red de Estudios para el Desarrollo (REDES). Mónica cuenta con 11 años de experiencia en el sector público, desde donde desempeñó funciones de liderazgo en diversas instituciones como el MIDIS, MINEDU, MEF y el Instituto de Investigaciones de la Amazonía Peruana.
1) ¿Qué te motivó a entrar al servicio público?
Ingresé al sector público por necesidad laboral, pero mi decisión de permanecer fue totalmente adrede. Me enamoré de la capacidad que tiene el sector público para generar un impacto directo en la vida de las personas, ya sea diseñando y evaluando políticas o interactuando con otros funcionarios en el campo y eso me motivó a quedarme. Utilizar mis habilidades e inteligencia de esta manera era la mejor manera de contribuir con mis talentos.
2) Has trabajado en muchas entidades públicas en contextos políticos bastante complejos. ¿Qué te motivaba a continuar durante esos periodos?
El amor por la gestión pública es la base, pero también es importante tener una red de soporte emocional con otros compañeros que también son gestores públicos. Creo que la carrera pública es linda, pero conlleva frustraciones porque vas a querer impulsar proyectos y en ocasiones no se podrán implementar por factores políticos, falta de presupuesto, u otros motivos impredecibles. Ante ello, la motivación interna y el apoyo externo son vitales para mantenerse en el camino, porque solitos no se puede. La ética personal también desempeña un papel crucial en la gestión pública, estableciendo límites claros y manteniendo la integridad. Con una comprensión clara de estos aspectos y el respaldo necesario, es posible avanzar en este campo desafiante.
3) ¿Qué retos enfrentaste como servidora pública joven y mujer?
Empecé mi primera jefatura a los 27 años y tenía a cargo 40 personas, de las cuales algunas me doblaban la edad o eran personal nombrado. Lo primero que uno tiene que superar son los prejuicios, como cuando señalan que te contrataron por algún motivo distinto a tus talentos propios. Ese es el principal reto y eso se demuestra con el trabajo, en el día a día.
Asimismo, enfrenté situaciones de machismo. Cuando fui presidenta de una institución pública algunos funcionarios hombres del directorio aún me pedían que les pase café o me decían «Moniquita». Ha habido ese tipo de cosas, pero uno tiene que salir delante de la mano de su red de apoyo. Al final el trabajo es lo que va a hablar más que cualquier otra cosa.
4) Una de las últimas encuestas que ha publicado el Instituto de Estudios Peruanos señala que el 60% de jóvenes entre 18 y 24 años, quiere hacer su vida fuera del país. ¿Cómo podríamos retener parte del talento humano y atraerlo al sector público en este contexto?
Siempre va ser importante lo que se pueda ofrecer a los jóvenes; es decir, el ‘contrato social’ que tiene la función pública con sus trabajadores. La evidencia internacional muestra que las personas no trabajan solo por dinero, sino también por la motivación y por el clima laboral. Eso es algo que tiene que mejorar, porque si no va a ser imposible que se atraiga a más jóvenes talentosos al sector público. Por eso, la reforma del servicio civil es clave.
Destacar la importancia del rol del servidor público a través de espacios como Impacta y la sociedad civil también es fundamental para cambiar estereotipos. Se cree que el servidor público no chambea, que es corrupto o es flojo, entonces eso también genera que incluso las personas que podrían estar interesadas sean reticentes a entrar. Tiene que seguir difundiéndose que un servidor público es fundamental para que el país salga adelante y que existen servidores públicos éticos y comprometidos.
Aunque la economía peruana enfrentará desafíos en los próximos años, la clave será la capacidad de ofrecer motivación a los jóvenes en un contexto difícil, evitando culparlos por querer irse del país.
5) ¿Qué le recomendarías a los jóvenes que están interesados o tienen dudas por entrar al sector público?
En primer lugar, sean proactivos y confíen en sus habilidades. Si tú ves que tus habilidades están para servir en algunas de las entidades públicas y es algo que a ti te motiva, entonces vale la pena apostar por eso. En segundo lugar, saber escuchar para conocer y entender por qué las cosas no estaban funcionando tan bien y a no ser tan egocéntricos y poder construir soluciones en conjunto. La gestión pública te permite tener el poder para hacerlo tú solo o hacerlo con otros, y siempre es mejor hacerlo con otros. En resumen, lanzarse, conocerse, escuchar y colaborar son elementos esenciales para tener un impacto significativo en el sector público.
6) Si tuvieras que dar una reflexión final sobre lo que ha sido tu experiencia en el sector público, ¿qué podrías comentarnos?
Reconozco la importancia de asegurar resultados rápidos, conocidos como los “quick-wins”, para implementar cambios efectivos, considerando la alta rotación y cambio en el sector público. La rapidez en la acción es clave debido a la constante variabilidad en los ministerios. La rotación, aunque vista como negativa, puede tener aspectos positivos porque al final lo que importa es la continuidad de las políticas más que la de las personas. Y al llegar a un nuevo lugar es esencial conocer las acciones previas y buscar la continuidad. La falta de planificación institucional es un problema y reconocer nuestro papel en la formación de políticas públicas implica una responsabilidad con nosotros y el futuro. Establecer bases sólidas en lugar de inventar constantemente es crucial para el progreso y la estabilidad a largo plazo.
¡Gracias por permitirnos conocer tu experiencia y aprendizajes en el Estado, Mónica!
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