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Impacta entrevistó a Paola Lazarte, economista y ex Ministra de Transportes con más de 10 años de experiencia en la gestión pública. Conozcamos su experiencia en posiciones de liderazgo y su propuesta de solución para lograr la tan esperada reforma del transporte urbano en el país.

Paola Lazarte: economista por la PUCP, con maestría en Políticas Públicas por la Central European University, con experiencia en gestión pública e inversión en infraestructura en el sector Transporte, Educación y Saneamiento. Se ha desempeñado como Gerente Sectorial de Vivienda y Saneamiento en la Autoridad para Reconstrucción con Cambios, Gerente de Desarrollo Social de la Municipalidad Metropolitana de Lima, Directora de Supervisión de Proyectos de la ATU y Ministra de Transportes y Comunicaciones.

1.¿Qué te motivó a iniciar tu carrera profesional en el sector público?

Yo quería conocer el ‘monstruo’ por dentro, en el Estado. Por ello decidí estudiar una maestría de políticas públicas, y hacer el cambio radical de pasar del mundo de la investigación académica y dedicarme a hacer gestión pública.

No fue fácil entrar al sector público y también es difícil mantenerse. Como en el Perú no está institucionalizada la meritocracia como en otros países, donde hay un burocracia técnica y calificada que trasciende a los gobiernos de turno, te enfrentas a muchas situaciones frustrantes, como la toma de decisiones de manera no técnica por temas políticos. Sin embargo, esas situaciones forjan tu carácter y te enseñan a no dejarte rendir con los obstáculos que puedas tener en el camino, por lo que creo que el sector público es una gran escuela. Ciertamente, la idea no es acostumbrarse a que siempre haya obstáculos, sino más bien desde la experiencia adquirida, hacer que ese camino sea menos difícil, más transparente y calificado.

2. ¿Por qué hace sentido apostar por el sector público en el contexto actual?

Primero, porque es apasionante. Vale la pena seguir apostando porque considero que si yo se lo dejo a alguien más, después no tengo por qué quejarme. Lo público no es algo abstracto, nos afecta a todos. Un caso particular es el transporte público. Por más que tengas un carro o tengas mucho dinero, igual nos enfrentamos al problema del tránsito. Veo la gestión pública como un reto, y por eso creo que el sector público puede ser un buen lugar para empezar a ser productivos y cambiar las cosas para aquellos jóvenes que son de retos.

3. Desde tu experiencia como directora en la Autoridad de Transporte Urbano para Lima y Callao (ATU) y como Ministra de Transportes, ¿por qué no se ha logrado avanzar con la reforma del transporte y pareciera que la informalidad va a ganar?

Hubo buenas intenciones de cambiar el sistema de transporte, y se le llamó reforma de transporte, pero en estricto no existió como tal. Para poder reformar el transporte, lo primero que se tiene que abordar es la informalidad.

Una verdadera reforma parte por considerar que tiene que haber voluntad política para cambiar el transporte público en el país, no solamente en Lima y el Callao, sino también el transporte interprovincial. No ha habido una verdadera voluntad política por corregir los errores que se dieron al momento de liberalizar el transporte hace 30 años, y dejarlo como un sistema totalmente privado donde prácticamente cada uno hace lo que se le da la gana. No haberlo corregido no es responsabilidad de esa época, sino de las autoridades que han pasado desde entonces. Además, se tiene suficientes recursos para una reforma y eso no pasa por pedir presupuesto, sino por hacer medidas audaces. Lamentablemente hay mucho temor de los funcionarios públicos para tomar decisiones. Es más, se acostumbran a hacer las cosas como las conocen y no rompen con eso. Por estas razones no ha habido una verdadera reforma.

Entonces, para comenzar la reforma es necesario contar con voluntad política, traer cuadros técnicos que sí hayan reestructurado el sistema de transporte en otras ciudades con éxito y acompañarse de la cooperación internacional. El MEF también se tiene que comprar el pleito, ya que si no existe la plata para hacer algo radical no se va a poder hacer nada.

4. La ejecución de proyectos de inversión pública a través de la modalidad Gobierno a Gobierno (G2G) se han puesto de moda. ¿Son la solución para el cierre de brechas de infraestructura?

No, no es una solución. Con mi respuesta no quiero decir que sea malo. Es bueno, pero no puedes hacer todo por G2G. Es una modalidad que básicamente se ha creado para ‘salirse’ de la Ley de Contrataciones que tenemos, o del sistema de APP que también es bastante lento. El G2G ha sido una manera de saltarse esos problemas, pero no es del todo orgánica porque sigue la misma gente, y no necesariamente hay una transferencia de conocimientos de esas experiencias para la ejecución de proyectos. Entonces, si no lo aprovechamos, no vamos a cerrar brechas; simplemente vamos a lograr algunas proyectos importantes y estratégicos, pero no vamos a lograr reformar todo el sistema que regula la infraestructura, cosa que sí nos permite cerrar las brechas.

5. ¿Cómo se equilibran las decisiones políticas con las técnicas? ¿Hasta qué punto se puede negociar o ceder?

Creo que un funcionario público, sobre todo cuando se es gerente o director, debe tener siempre un olfato político. No se puede ser solamente técnico: lo político importa; no tienen por qué estar divorciados. Lo político es muy importante para poder medir el contexto, analizar la viabilidad los actores involucrados que tiene tu proyecto y ver cuándo es el mejor momento para lanzar determinada iniciativa.

Dicho esto, algo por lo que yo abogo es que nunca lo político tiene que imponerse sobre lo técnico. Lo político es fundamental y puede lograr que las políticas públicas se puedan implementar y sean exitosas, pero es complementario, es un ingrediente más de la receta. No puedes hornear el pastel solo con política. La base de toda decisión de política pública siempre tiene que ser técnica, porque, si no, los resultados van a ser cualquier otro que lo que realmente se necesita o lo que se espera generar con la política pública.

6. ¿Cuáles son los principales desafíos que enfrentan las mujeres que entran al sector público? ¿Qué le dirías a las mujeres que puedan estar interesadas, pero tienen ciertos temores o dudas?

Para empezar, el sector es bastante masculino. Tener mujeres en la cabeza tal vez es algo que incomoda, pues hay personas, sobre todo de generaciones mayores, que no están muy acostumbradas a eso. Desde mi experiencia, a mí me ha costado el doble o triple probar que era capaz siendo joven. Y me ha pasado, no solo con hombres, sino con mujeres también. El machismo no es solo de hombres, sino también de mujeres: la falta de sororidad entre mujeres no ayudaba. Para ciertos cargos de poder, se espera que la mujer adopte posiciones más masculinas. Yo creo que el poder tiene que feminizarse; el poder no es exclusivo de lo masculino. En la medida que también vas incluyendo características de lo que tradicionalmente podemos conocer como feminidad, el poder también gana.

7.  ¿Qué valores consideras debe tener un servidor público?

En el sector público, más que cualquier otro valor, la honestidad. En el Estado administramos los recursos de todos los peruanos, entonces la responsabilidad es mucho mayor. El otro valor es la disciplina, para poder contribuir a la entidad y abandonar prácticas ineficientes. Y, finalmente, la coherencia con nuestros valores. Si respetamos nuestra casa, lo mismo tienes que hacer en el trabajo. Ese respeto y fidelidad a la esencia de cada uno creo que es transversal. Por más que haya problemas, trabas, o un contexto político que a veces no alienta, no dejemos de ser nosotros mismos y no dejemos de creer que todavía se pueden cambiar las cosas.

8. ¿Qué consejo le darías a un joven interesado en entrar al sector público?

Si tú quieres cambiar las cosas, ¿por qué no hacerlo desde el sector público? Puedes hacerlo desde una gran empresa, pero en el sector público también tiene un valor extra. Yo llamaría a esos rebeldes que están por ahí a que le den una oportunidad porque se necesita gente con talento, honesta, y con nuevas ideas; las instituciones siempre ganan con eso. Necesitamos más chicos que quieran entrar a la gestión pública. El Perú nos necesita; si no somos nosotros, ¿quién lo va a hacer?

Un poco más sobre Paola

¿Cómo equilibras la exigencia de tu trabajo con tu vida personal?

Soy más consciente de que para hacer las cosas que quiero, las metas que me he planteado y los sueños que tengo, tengo que estar bien. He cuidado mucho mi salud mental, en el sentido de no exagerar las horas de trabajo. Lo que estoy haciendo ahora es hacer más cosas que me gustan como el arte y estudiar idiomas. Siempre trato de darle más espacio a amistades y familia. No puedo trabajar solo por trabajar, tiene que ser una pasión. Mi secreto es divertirme haciendo lo que hago.

¿Cuál es el trabajo que más te ha definido?

El de Ministra de Transportes porque me exigió mucho y fue una prueba. Todo trabajo desafía. Mi rol como ministra me representa porque soy muy exigente. Por más que haya muchas voces alrededor que te quieran convencer de que lo que estás haciendo está mal o que no puedes hacerlo, no les hice caso. Siendo mujer, era un sector bastante masculino; siendo más joven que el promedio de los ministros en general había en cierto sector un poco de desconfianza, y las mujeres tenemos que probar un poco más. Y, cuando lo hacemos, todos nos creen y nos respetan. Además, me permitió tener más contacto con la gente al viajar a las distintas regiones. Casi ningún funcionario público debería pasar todo el tiempo en escritorio.

¿Cuál crees que ha sido tu mayor inversión?

La educación. Es un mérito compartido con mis padres porque apostaron por mí y mi hermano por la educación. Nosotros estudiamos nuestra maestría en el extranjero para regresar al país a aportar. Eso significaba para mí aprovechar el privilegio de estudiar en buenas universidades y continuar capacitándome. Cuando entraba a un trabajo y no conocía algún tema en particular, era súper ‘chancona’. Al poco tiempo buscaba dominar el tema y entrar mucho en el detalle. Ese ha sido mi mayor inversión: ser estudiosa.

¡Gracias por permitirnos conocer tu experiencia y aprendizajes para el desarrollo del Perú, Paola!

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